Docus: Cine de no ficción

Blog sobre cine de no ficción.
Universidad de Antioquia
Por: PhD Alejandro Cock (Docente-investigador-documentalista)

EN EL HOYO (2006)

Proyección en Cineclub DOCUS: Miércoles 1 de abril, 6 p.m. primer Piso Facultad de Comunicaciones - UdeA

Director: Juan Carlos Rulfo
Duración: 80 min.

La película de Rulfo cuenta la historia de siete albañiles y una policía de tránsito que desde el punto de vista de la gran urbe son sólo trabajadores, que no alcanzan siquiera la seguridad social o un contrato digno. Una de las trabajadoras narra que han visto a algunos de sus compañeros que murieron en el proceso de la construcción y otros obreros relatan su vida, su forma de ver el gobierno, su manera de pensar acerca del segundo piso del Periférico. Al respecto, Rulfo indicó que es una película que tiene como personaje principal un puente en construcción y como secundario un colectivo (los obreros), quienes sólo muestran su esencia como seres humanos. Muestra la vida diaria en la construcción, la forma de pensar, así como las opiniones en temas como la vida, el amor, la política y sobre todo las creencias.

“En el hoyo” es un trabajo que muestra la identidad de los trabajadores en las grandes urbes, quienes mantienen el progreso y que nunca tendrán una placa o un reconocimiento a su labor”.

El documental "En el hoyo" tiene una duración de 80 minutos en los cuales quedan plasmados los sueños, la realidad, la vida, la pobreza, la muerte y la esperanza de esa gente que vive en México.

Proyección DOCUS: Miercoles 25 de marzo, 6 p.m. primer Piso Facultad de Comunicaciones - UdeA

Balnearios (2002)
dir. Mariano Llinás

Documental personal y autoreflexivo sobre las ciudades balnearias y los alienados rituales que
los turistas practican en ellas.

Balnearios es un extravagante y risueño documental de costumbres e historias de los balnearios en Argentina. Ciudades dedicadas únicamente al ocio, al agua y al descanso. Ciudades sumergidas, hoteles de principios de siglo, sirenas, marineros, diques, animales marinos y castillos de arena, ciudades deshabitadas en invierno y atestadas en verano se encuentran en un ensayo variado y desconcertante, plagado de ornamentos y nombres marinos.

Aunque en apariencia este film documental trate un tema trivial, es un ejercicio de autor sobre la memoria oral y visual y sobre las convenciones del documental.



LA TELEVISION Y YO (2002)

Dir. Andrés Di Tella

Documental que recuerda los comienzos de la T.V. en Argentina.
Pareciera, desde hace tiempo, que la nueva costumbre consiste en que los directores se incluyan a sí mismos dentro de sus trabajos audiovisuales. Este es el caso de Andrés Di Tella, quien en su film La televisión y yo se incorpora a si mismo sobre los ejes del pasado y el presente en un documental sobre la dictadura militar, utiliza su propia historia como excusa para hablar de los primeros pasos de la televisión argentina. Habla desde sus inicios como si se tratara de “notas en una libreta”, sobre esas imágenes que hoy están definitivamente perdidas, que ya no existen.
Casi nada queda de la televisión de los primeros años: Andrés habla de recuerdos que no tuvo y los sucesores de aquellos pioneros –por decisión o por consecuencia de los actos de sus ancestros– quedaron excluidos de sus propias historias. O, mejor, comenzaron a construir la suya propia.

Puede decirse que –en este caso– la licencia de la inclusión propia en el proyecto es justificada.


Bialet Massé, un siglo después




En 1904, el ministro del Interior argentino, Joaquín V. González, encargó a
Juan Bialet Massé un informe sobre la situación de los trabajadores en el
interior del país. Bialet Massé, de origen catalán, era médico, abogado e ingeniero.
Recorrió el país investigando y elaboró el `Informe sobre el estado de la clase
obrera en el interior de la República`, donde revela el abuso y la injusticia que
sufrían en esos tiempos los trabajadores y nativos de un país de sudamérica: Argentina.
Cien años más tarde y guiado por la voz de Bialet, el realizador sale a recorrer
ese mismo país, para convivir con el pasado y el presente de un pueblo
inmensamente rico y dominado.

Datos Película:
Director: Sergio Iglesias
Actores: V.A.
Idioma: Español
País: Argentina
Género: Documental
Tiempo: 95 minutos

Yo no sé que me han hecho tus ojos. Miercoles 4 de marzo.

(Argentina / 2003 - Documental)

Dirección: Sergio Wolf y Lorena Muñoz

Participan: Ada Falcón, Aníbal Ford, Rolando Goyaud, José A. Martínez Suárez, Miguel Ciacci y Sergio Wolf


Rastros, rostros y restos (Tomado de http://www.cinefreaks.com.ar/Estrenos_hechoojos.htm )

Desde el comienzo, Yo no sé qué me han hecho tus ojos, ópera prima de Sergio Wolf y Lorena Muñoz, sumerge al espectador en un viaje atravesado por rastros de un pasado remoto, sonidos que se entremezclan con la furia de la calle y un interrogante que atropella sin reparos y se apodera del relato con el correr de los minutos: ¿Quién fue Ada Falcón? Lejos de responderse, la premisa opera como punto de partida de una búsqueda, donde pasado y presente se fusionan y terminan por disolverse como si se tratara de un sueño.

Durante la primera parte del film, la reconstrucción de la enigmática Ada Falcón cruza imágenes de archivo en las que Wolf y Muñoz recuperan la fugaz belleza de la cantante junto al timbre de voz pastosa con el que, en su época de oro, dejaba rezagadas a otras colegas como Azucena Maizani o Tita Merello. Motivo por el cual recibió el apodo de "emperatriz del tango". Esa figura que se consagró en la década del 30 adquirió -en poco tiempo- fama, acaparó las radios, alcanzó a grabar un número considerable de discos, y ganó una fortuna que le permitió vivir como una diva en un imponente caserón de Palermo y satisfacer sus caprichos de estrella (como salir a secarse el pelo al aire libre subida a uno de sus descapotables). Ada Falcón, la de los ojos verdes, recelo de algunas mujeres y desvelo de muchos hombres -entre ellos, Carlos Gardel- se va dibujando en el film a partir de un narrador en off.

El mismo Sergio Wolf recorre lugares, desempolva fotos viejas y material de archivo en un rol cuasi detectivesco. Es curioso observar que en Argentina cualquier mirada hacia atrás desencadena una trama espesa, fragmentada en secretos o misterios como si estuviésemos en presencia de un relato policial. Si es válida esta conjetura, en la película de Wolf y Muñoz se siguen las huellas de un asesino en serie: el olvido; y también de su arcaico cómplice: el tiempo que todo lo borra y destruye. Así ocurrió con el Buenos Aires de los años 30, ayer inmortalizado en el cine y hoy sepultado en los cimientos de un templo evangelista o un garage.

En la película, el pasado se reinventa desde la sombra de Ada Falcón, desde el rostro difuso, quien en su momento de mayor gloria, tras un fallido amorío con el director de orquesta Francisco Canaro, huyó de los lugares que solía frecuentar hacia Córdoba para hacerse monja. Sus aires de diva fueron reemplazados por un voto de pobreza, así como la década de gloria despedazada igual que cada uno de sus discos por una inexplicable decisión personal. El enigma perdura a pesar de los testimonios y el uso de la voz nostálgica que, desde el off, desarma y arma los restos del rompecabezas intangible de los recuerdos. Ayudada por la cámara, una fluidez narrativa tan eficaz como hipnótica y la expectante mirada del público, todo se amalgama en la obsesión por revelar el misterio. Y de la misma forma que en el principio la historia de Ada nos seduce por su incertidumbre, reconocerla 60 años más tarde de su inesperada ausencia -recluida en un hogar de ancianos- reconforta y conmueve.

El último tramo de Yo no sé... descubre el espejo deformado en la Ada Falcón verdadera, en su sordera que de a ratos se desactiva para dejarla escuchar su pastoso mezzosoprano que logró sobrevivir al derrumbe y que, tratada por los realizadores con una veneración y respeto admirables, saca a relucir su coqueta vergüenza al contemplarse en un fotograma rescatado.

Como en Los rubios de Albertina Carri, el film de Sergio Wolf y Lorena Muñoz abre el tendal de la memoria a través de aquello que la diva omite como su historia con Canaro. ¿Qué otra cosa es el documental más que la recuperación del pasado a partir del rastro de las huellas perdurables en el presente? El sentido de esta pregunta se responde en el film, una lección de cine magnífica, desde el punto de vista que Ada Falcón es también un pretexto para encarnar el pasado desde el presente. Por eso, una palabra evoca una imagen del ayer y choca con otra en el mapa desplegado por Wolf y Muñoz en el ahora, procedimiento similar al empleado en el documental Shoah (1985) de Claude Lanzmann, cuando visitó los mismos lugares que durante el holocausto fueron campos de concentración, hornos y hoy son una simple extensión de tierra.

Yo no sé qué me han hecho tus ojos es un trabajo de impecable calidad técnica y narrativa, alejado felizmente de la enfermiza solemnidad del cine nacional al momento de abordar los hechos históricos y de los convencionalismos del género. Es un paso obligado para quienes deseen reencontrarse con una época ya enterrada. Gócela sin demora porque en este país aquello que vale la pena conservar tiende a desaparecer rápido.

Pablo E. Arahuete